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miércoles, 20 de marzo de 2013

Dependencia, intereses opuestos

No todos los sectores sociales teóricamente implicados en la resolución de los problemas de las personas dependientes y su familia, están realmente interesados en la solución. Es mentira.

Cuando una familia debe hacer frente a la desgracia de la dependencia, por edad, enfermedad o accidente, el único interés social a atender y solucionar o paliar debería de ser el del afectado y su entorno afectivo, si es que realmente de solucionar problemas de una sociedad avanzada estamos hablando, si es que estamos como dicen en una sociedad del bienestar.

Ocurre que no es así, no hay estado del bienestar para un viejo con alzheimer o sin piernas, ni para él ni para su entorno más cercano, no hay ni sensibilidad ni piedad.

En los últimos tiempos, cuando generalmente por edad y/o por enfermedad se llega a la situación de dependencia, los dependientes y los familiares chocamos de frente con varios sujetos, que lejos de solucionar o paliar el problema, lo complican.

Evidentemente ellos tienen otros intereses. Intereses directamente proporcionales a su desinterés por el nuestro.

Algunos de ellos son:

A).- Partidos políticos de la derecha y sus lobbys empresariales. Empeñados en privatizar las residencias y convertir a los viejos en pollos de granja, que a la inversa que éstos duren lo máximo posible, para engordar el negocio.

B).- Partidos de izquierda y sindicatos satélites. Interesados en potenciar lo público, nicho de sus votos, y objetivo y destino para sus incompetentes, enchufes y subvenciones.

C).- Asociaciones de discapacitados, que se pelean por los escasos recursos económicos que la administración de la etapa "postladrillo" pone a su disposición y que sirven de cobertura para la política del "totum revolutum" que aplican las Diputaciones. "Residencias totum revolutum" donde conviven esquizofrénicos, pacientes toxicómanos y ancianos sin recursos y sin "enchufe" de sindicatos y políticos.

D).- Instituciones públicas, agobiadas en la actualidad por los efectos de su mala gestión económica, (empeñadas en artimañas que rozan la prevaricación), y provocan que las familias soportemos las consecuencias de su mala gestión, (escasez de medios dedicados a las dependencias severas y grandes dependientes).

Lo que quiere un anciano dependiente y su familia, es que sea atendido con toda la afectividad y atención asistencial, y para ello la mayoría de las veces ésto no es posible en su casa, sólo es posible en una residencia geriátrica de calidad. ¿Por qué?

Porque en algunas residencias, los ancianos con dependencia severa obtienen la calidad de vida que en sus casas no pueden alcanzar, por mucho que les queramos.

Algunas razones son:

1.- Algunas residencias cuentan con profesionales cualificados, que además de la labor puramente asistencial, proporcionan a nuestros ancianos atención y un trato cálido y humano.

2.- La implicación personal de los profesionales empleados es menor que la de un familiar, de forma que se evitan los problemas psicológicos que sufren los cuidadores familiares del anciano cuando está en su hogar, y que muchas veces rebotan en éste en forma de relación y trato no adecuado.

3.- Las instalaciones de una buena residencia, gimnasio, actividades sociales, juegos, etc. y la calidad de vida que de ello se deriva, no se pueden comparar con las que puede proporcionar una casa particular normal o una mala residencia pública o privada.

Pues bien, a pesar de todo ello las instituciones implicadas, Diputaciones de toda Euskal Herria, se empeñan en negar el derecho de los viejos a entrar en una residencia adecuada. En ésto parece que no debemos tener derecho a decidir, tenemos que quedarnos en casa por cojones... y encima dicen que queremos aprovecharnos de la pensión del viejo, ¿tendremos que aparecer todos colgados en casa un día para que se lo empiecen a tomar en serio? ¿como con los desahaucios?